jueves, 13 de enero de 2011

El Voto Perpetuo de la Ciudad

A las 17:30 horas del 13 de enero de 1804 un fuerte terremoto arruina decenas de casas en Motril, echa abajo la torre de la Iglesia de la Encarnación, daña sustanciosamente los Conventos de Franciscanos y de Capuchinos y provoca el caos público. 23 minutos después, una réplica vuelve a sentirse. Dura el temblor en esta ocasión, 40 segundos. Aparecen los primeros heridos. Pero la tierra no está dispuesta a parar. A las nueve y cinco minutos de la noche del 13 de enero, vuelve a moverse el suelo. Y sucede también a las doce y cuarto del ya 14 de enero, y durante ese día, a las 03:20, a las 06:08, a las 09:04, a las 12:03, a las 16:06, a las 19:11… Las réplicas y nuevos temblores, siguen a lo largo del 15 de enero: a las doce y cinco minutos, a las 03:00 y a las 06:15 de la mañana. Se registran en total 13 terremotos en 37 horas. Algunos, han alcanzado el nivel 8 en la escala de fuerza de estos.

Esto provoca que Motril, el mismo 13 de enero, mediante el Arcipreste de la Ciudad y Rector de la Colegiata y en compañía de los regidores y el corregidor del Cabildo Municipal, pida la intercesión de Santa María y Nuestro Señor Jesús, en las advocaciones de Cabeza y Nazareno, la primera por ser la Imagen con más devoción desde siglos atrás, y la segunda por el calado emocional del que ya gozaba. Desde esta fecha, se acuerda celebrar unos Solemnes Cultos en honor de ambas Imágenes y un Voto Perpetuo fijado el 13 de enero, para que, con la encomienda y rezos de los motrileños, y mediante la intercesión de la Patrona y el Nazareno, jamás nunca suceda algo tan cruento en Motril. Acaba de nacer la Fiesta del Voto.

El cese de dichos terremotos se cree es por intermedio de tan Sagradas Tallas, que pasan a convertirse en Sagrados Protectores de la Ciudad (y no Co-Patrón como se le adjudica al Nazareno erróneamente), a la vez que Cabeza ya era Regidora a Perpetuidad y Patrona de la Ciudad. Se calcula que el 20 % de las familias han perdido sus viviendas. Todos los edificios públicos y aún los religiosos, se han visto afectados. Una de las torres defensivas de la costa, la del Chucho, se ha derrumbado. Se agrieta el Castillo de Carchuna, se procede a la demolición de diversas construcciones y se tienen que montar en las plazas públicas, especialmente la Mayor (la de España en la actualidad) barracas de madera y anea para que en estas se refugien los motrileños que todo lo han perdido.

80 años después, a las nueve y ocho minutos de la noche del 25 de diciembre de 1884, la tierra vuelve a temblar como hiciera en un pasado. Echa abajo 15 casas, destroza parcialmente otras setenta, provoca cuatro muertos, hiere a más de cincuenta vecinos, derruye parte de los Hospitalicos (u Hospital de Santa Ana), afecta a la cárcel, la Casa de Telégrafos, el Ayuntamiento, el Convento de la Victoria y el de Capuchinos. El terremoto igualmente demuele la tribuna de la Puerta de Granada, la torre de la Iglesia de la Victoria, parte del Hospital… Conocido como el terremoto de Andalucía, tuvo su epicentro en Arenas del Rey, una magnitud de 7 en la escala de Richter, afectando principalmente a Albuñuelas del Valle, Dúrcal, Cónchar y Arenas. Los estragos, dada su fuerza que se extendió por un total de 8.400 kilómetros cuadrados, no tenían parangón: 839 muertos, 1,500 heridos, 1.700 edificios destruidos, 4.400 gravemente afectados y obligó a repara más de 13.000 viviendas. Se necesitó la aportación de doce millones de las pesetas del momento, una cantidad ciertamente elevadísima.

Este segundo movimiento sísmico de intensidad, determina definitivamente el Voto de la Ciudad y el ritual a seguir. Así, el 25 de diciembre la Imagen de Jesús Nazareno marchaba hacia el Santuario de la Cabeza, para, toda vez incorporada al cortejo las andas de la Patrona, se regresara a la Mayor (Encarnación) y se dispusiera la celebración de los Solemnes Cultos que culminando el 13 de enero con la Función Principal del Voto de la Ciudad, concluyera con la procesión habitual de regreso hacia el Santuario, donde allí quedaba de nuevo la Patrona mientras que Jesús Nazareno, dotado de un artificio barroco en su interior, procedía a bendecir los campos de Motril.

Este Voto existe también en la ciudad de Granada. El 26 de diciembre, toda vez que ya se conoce lo que ha sucedido en otras poblaciones de la provincia, y que en Granada los efectos casi que no se han notado, el Ayuntamiento acuerda agradecer la función salvífica de la Patrona, la Virgen de las Angustias, haciendo Voto en Acción de Gracias que renueva todos los años en este día. Por su parte, Albolote celebra el día procesionando al Cristo de la Salud. En Lanjarón, las procesiones de los Santos Patronos se realizaba el mismo 24 de diciembre con profusión de cohetes y fuegos de artificio. Hay Solemnes Misas de laudas en Arenas y en Loja.

En Motril, el 25 de diciembre se ha borrado por completo de la celebración religiosa. Fue en las épocas inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano II y en concreto en el recién estrenado 1975. Era arzobispo de Granada don Emilio Benavent Escuín y como Arcipreste de Motril y Párroco de la Encarnación, el presbítero don Pedro Olmedo, que entre los castizos de la ciudad terminó conocido como don Pedro el Cruel, dada su actitud nada evangélica en el ejercicio de su Ministerio. Este, aconseja que los tiempos de Navidad no son los oportunos para mantener la procesión habitual en torno a la rememoración de los terremotos que afectan en el pasado a Motril. Tras un siglo entero, había que cambiar la historia. Lo curioso es no era procedente una procesión con una Imagen de Jesús Nazareno en Motril, pero al parecer no sucede nada con una Dolorosa en Lanjarón o un crucificado, como todavía hoy sigue, en Albolote, foto que arriba del párrafo pueden ver.

La recomendación no fue oída y como desde hacía casi un siglo, salió la Imagen del Nazareno y solventó las prohibiciones parroquiales. Debía tener cierto poder el referido párroco, que puso en conocimiento de las autoridades competentes lo sucedido, al tiempo que el entonces hermano mayor de los nazarenos motrileños, Juan José Escribano González Carrascosa es citado en Palacio Arzobispal para dirimir el asunto. Juanjo Escribano se niega a aceptar la propuesta eclesial. Argumenta que tras 90 años de tradición, iniciada por cuestiones de tal seriedad y en respuesta a la devoción de un pueblo entero, no ha de cambiarse la fecha fijada para el inicio de la rememoración religiosa ni de los Oficios del Voto; la tensión en la Sala de Audiencias Arzobispal va en aumento. El régimen franquista sigue vivo, el poder de la Iglesia no ha de ponerse en cuestión todavía y la perniciosa influencia del Concilio es enorme. La fiesta de Navidad es sagrada y no puede interrumpirse por esta procesión, que entienden desde la Curia, es más propia de Semana Santa. Se llega incluso, si no se depone en la actitud, a amenazar con la “excomunión”. El joven Juanjo Escribano, de 29 años de edad, desiste en su intento por salvar una tradición y la propia historia local. Desde enero de 1975, la Celebración que nos ocupa es menos veraz, menos cierta y menos histórica. Se reserva el 7 de enero (marcado como fin de la Navidad tras la Epifanía) para su inicio, un Quinario venido a menos, un Voto que se ha conseguido recuperar gracias al Partido Popular (a Dios lo que es de Dios y a César lo que es de César) y una procesión del trece de enero, con 207 años a sus espaldas, cateta, soez y poco cuidada.

Yo llamo a la rebeldía, y sobre todo a que las injerencias del Vaticano II no corrompan algo de tan motrileñísimo calado y razón de ser como pocas otras fechas. El mismo 1 de enero arranca el Quinario al Gran Poder de Sevilla; y digo yo que tampoco en esta ocasión, estamos ante algo comprensible, pues se reviste de cera y flor el Altar de una imagen pasionista en medio de la Navidad. Igualmente recuerdo las procesiones del 25 de diciembre por la provincia de Granada (¿cómo es que el Arzobispo Benavent prohibió la motrileña y no pudo con la de Albolote, por ejemplo?); y si vamos a más, habrá que decirles a quienes quieran oírlo, que la misma Iglesia ha reconocido que Cristo, en efecto, no tuvo por qué nacer en esta fecha y se desconoce la original. Y si Roma ha reconocido esto… ¿Cómo puede entrar en roce una celebración histórica con otra, si esta segunda significó el salvavidas al que se abrazó el pueblo de Motril ante tamaña catástrofe? ¿Cómo podemos ser tan puristas y no darnos cuenta que a lo mejor, estamos cargándonos una tradición honda y sentida, religiosa como pocas? ¿Cómo este Motril es tan dócil, tan indolente, tan olvidadizo y tan dado a perder sus tradiciones y su historia?

Yo os llamo a todos. Yo apelo a que recuperemos el verdadero sentido de la Solemne Festividad relacionada con los terremotos de 1804 y 1884; que el día festivo del 25 de diciembre, las calles de Motril (con todos los motrileños ese día en la patria chica, y no un 7 de enero, laborable y donde se ha iniciado la diáspora de los que vivimos fuera) queden tomadas por las dos Imágenes más queridas y representativas. Que se pueda poner en la calle un cortejo decente, lógico y decoroso. Que la historia se recupere y se rememore como es debido. Y que al fin, a Motril se le devuelva lo que le es propio. Confío en ello.

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